Resulta muy curioso como se trata en los medios de comunicación, y quizás en la opinión pública al Volcán, hablan de que se ha tomado un descanso, de que se ha recargado, de que se ha despertado, de que habita un lugar, tiene boca o incluso hablan de sus antepasados volcanes. No se si es realmente adecuado usar esos términos, dudo que un volcán pueda cansarse (obviando que algunos puedan considerar que tienen agencia, como hacían los pueblos originarios). Pero, en una comunicación científica no caben esos términos, aunque seguramente un volcán nos conecta con memorias ancestrales. Y por ello usamos un lenguaje mítico, emocional, confundido con el científico. Un lenguaje que nos recuerda cuando los volcanes eran manifestaciones divinas1.
De hecho, habría que plantearnos si un volcán se puede considerar realmente un desastre natural. Es ambiguo, depende de lo que entendamos por naturaleza.
Si entendemos por natural, la naturaleza viva, los red de ecosistemas biológicos, esa que merece derechos, debemos distinguirlo de un proceso geológico, que no es un proceso vivo. Aunque en otro sentido podríamos decir que es un proceso (necesario) para la vida en el kosmos. Algunos estudios señalan a los volcanes como los generadores de los aminoácidos necesarios para la vida.
Pero, volviendo al sentido de naturaleza, en principio, en marte no hay naturaleza, por lo tanto, los volcanes no implican que en marte haya naturaleza, Desde esa perspectiva un volcán no es parte de la naturaleza, sino de la materia autoorganizada, como los virus, por cierto. No entraremos en este artículo en la relación entre la materia inorgánica y la orgánica. Solo decir que los volcanes como procesos autoorganizados, que vemos en todo el kosmos, son parte del proceso fundacional de la vida o protovida, y de la destrucción, pues nos muestran también la fragilidad del ser humano, ante el kosmos, y la fragilidad de la naturaleza que también ha sido arrasada por el volcán. Como la nada de la historia interminable. Pero la solidaridad, la fraternidad entre personas y pueblos, está bien presente en estos momentos de crisis, incluso vemos al ser humano salvando otras especies. Aunque también, en otros contextos, hemos visto y sabemos los escenarios cuando hay escasez y embriaguez sin lucidez.
Del volcán podemos aprender de lo esencial de la Vida, del cuidado de lo realmente preciado, del cuidado de la naturaleza y de los seres vivos.
El volcán, en principio no es efecto de la emergencia climática, en principio no tiene nada que ver con el CO2 y el desastre que causamos a la atmósfera. Digo en principio, por que habría que estudiar si el fracking, y la explotación de los recursos naturales, podría ser que afectara a las placas tectónicas, y tenga alguna relación. Pero, una demostración causa-efecto en este caso, debe ser muy compleja. Tampoco profundizaremos en reflexionar si se hubiera podido evitar la catástrofe humana evitando construir en zonas con riesgo, algo que con el cambio climático vemos cada vez más con las inundaciones, y el hundimiento de edificios cerca del mar...,
Volviendo a si el volcán es un desastre natural. Si por natural entendemos todo lo que no es provocado por el ser humano, situándonos nosotros, de forma errónea a mi entender, fuera de la naturaleza, entonces quizás si podamos decir que es un desastre natural, a diferencia de los efectos de la emergencia climática. Lo que está claro, es un desastre al ser humano, y a la naturaleza misma, pero debemos aclarar a que llamamos naturaleza, por que si llamamos naturaleza a los procesos vivos, entonces, un volcán es solo un proceso geológico, por que si un volcán es naturaleza, también lo es también el sol, y todo el cosmos...como plantean las culturas originarias, y algunas corrientes de filosofía, pensamiento sistémico y cosmología evolutiva, como Fritjof Capra, Brian Swimme, o Joanna Macy. Y desde la filosofía de la naturaleza autores como Octavi Piulats, que ponen relieve en la relación cualitativa con la naturaleza.
Siempre con un abrazo de solidaridad a todos los habitantes humanos y no humanos de la Palma. Debemos aceptar, sin culpa, el espectáculo atávico tan majestuoso que nos está mostrando la geodinámica terrestre , y aprovechar esa resonancia, para despertar el volcán interno de la esperanza activa, por que la tierra (y ahora me pongo poético) grita con furia, y quizás estos procesos geológicos de los volcanes retrasen un poco enfriando la atmósfera, el dantesco escenario hacia el que vamos abocados, sino cambiamos profundamente, en los próximos años de decrecimiento, para algunos escogido, para otros forzado.
Rujamos por lo tanto como volcanes llenos de solidaridad, de pasión por la vida, por defender (los derechos de) este maravilloso planeta azul que somos...
Independientemente de lo que entendamos que es la Naturaleza y la Vida.
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