Estamos en un momento donde la interdependencia se evidencia más presente en nuestras vidas, como nunca había sucedido, las vulnerabilidades se hacen más presentes, y lo vemos cada vez más acuciante en la emergencia ecológica, y en la emergencia sanitaria, como un síntoma más del desequilibrio natural que estamos provocando la especie humana. Si es que realmente ya nos hubiéramos hecho humanos, o quizás eso suceda cuando reconozcamos los limites y reencantemos con cuidados, nuestro hogar, en la tierra.
Por ello la tierra nos pide reaprender el cuidado mutuo, la importancia de lo común, en un pacto de cuidados entre diversas generaciones. Los jóvenes deben cuidar su salud para no contagiarse y contagiar, protegiendo a sus mayores. Y las generaciones adultas tienen la misma responsabilidad hacia las jóvenes generaciones, proteger el planeta, pensar en el futuro.
Por ello seria interesante establecer explícitamente un pacto intergeneracional de reciprocidad mutua, de cuidado mutuo. Sin una de las dos partes, el sistema tarde o (puede que) temprano se va a desequilibrar, por tanto solo el cuidado, solo el amor entre las familias, el profundo amor y cuidado por el bien común, puede proporcionarnos un futuro.
Para ello hacen falta cambios conscientes de comportamientos, cuidar es actuar con ciertas normas establecidas, con una ética que surge del pacto intergeneracional, una ética del cuidado, una ética del gesto con una visión del futuro.
Así pues abogamos por un acto de profunda conciliación intergeneracional que nos lleve a coexistir en armonía, entre nosotres y con la naturaleza. Por que todes queremos lo mejor para el futuro, y lo mejor para los demás y para la tierra.
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