Las fronteras del corazón de europa.
- daniel turon
- 12 mar 2016
- 3 Min. de lectura

A veces nos preguntamos que significa ser humano, la filosofia lleva siglos reflexionando sobre la ontología, sobre la ética, sobre la moral, el poder, el mal. La historia de nuestro continente no ha sido precisamente un exemplo de paz, hemos colonizado medio mundo, provocando genocidios, etnocidios, guerras, colonizaciones... La modernidad nos parecia traer unos derechos humanos, unos tratados internacionales que pretendian afirmar la racionalidad del ser humano. En nuestro imaginario, se construyó una idea de una comunidad europea, solidaria, cooperativa, con valores cristianos, con los valores revolucionarios de la igualdad, la fraternidad y la libertad. Una institución simbólica que se reafirnó recientemente con el premio nobel de la paz a la Unión Europea. Una ironía más de la historia, o de quien la institucionaliza, un premio que en varias campañas en internet se está pidiendo ya su retirada. En estos dias leemos articulos, vemos fotos, reportages, pero lo que quizás más impacta són las experiencias en primera persona de personas que viven la experiencia en Lesvos. Llevados por la empatia, un hermoso sentimiento que si nos sumergimos en él, nos lleva a reconocernos en el otro, a querer colaborar, compartir, como está haciendo el diezmado pueblo pueblo griego, que comparte lo que tiene con sus hermanos Sirios. Personas que llegan sufriendo, con sus hijos, dejando atras sus casas, sus relaciones, su vida, a veces mucha de su familia, llegan pidiendo ayuda, Pero la casta, los que han ganado dinero con la venta de armas, tienen miedo a perder algo de sus privilegios, se resisten a ajustarse los cinturones, a compartir. Pero hay gente en toda europa dispuesta a abrir las puertas de sus casas, de sus corazones, donde comen dos, comen tres, dice un dicho popular. Si llegaran todos los refugiados, no serían más que un 1 por ciento de toda la población de Europa, una europa donde las zonas rurales estan cada vez más despobladas, una europa donde el campo esta cada vez más desolado, donde hay cientos de pueblos abandonados, campos por cultivar que podrían ser una gran fuente de recursos. Eso si, para ello hace falta un modelo agroecológico, de próximidad, que valore el comercio local, donde el trabajo del campo vuelva a tener valor, donde se valore a la naturaleza, el tiempo en compañia, la amistad, el compartir. Europa sufre con los refugiados, el pueblo, la gente común reconoce en los miles de personas que acampan bajo la lluvia a otras personas, iguales, que huyen de una guerra, como quizás hicieron nuestros abuelos. Guerras por los recursos que acaparan unos pocos. “Europa” puede ajustarse los cinturones, elegir la senda de la cooperación, de la colaboración, de la empatía, de la humanidad, o enfrentarse de nuevo a la irracional ceguera de una psicopatía colectiva. -Incluyó una reflexión poética: “tomando conciencia del crecimiento limitado , del mundo con fronteras, de los niños ahogados en petroleo finito, refugiados sirios despertando consciencias, limites, identidades, clima transnochado, esperanzas desesperadas, conflictos vivos, tierra con fronteras desdichadas que clavan sus alambres de espino a la vida que escapa de la guerra, muertes eternas, vidas finitas, dias oscuros, noches frias, corazones valientes que se lanzan al mar al rescate de la esperanza, la esperanza de la compasión, la esperanza de lo humano, la esperanza de una sonrisa que pueda brillar en un nuevo hogar, sueños de vida, sueños de una tierra...sueños de una europa compasiva...”
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